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Montse Pérez
Miedo a engordar. Anorexia nerviosa.
La imposición de un modelo cultural de delgadez promueve directamente la insatisfacción corporal y se relaciona con el miedo y el estigma de la obesidad. La Anorexia nerviosa es un trastorno psicopatológico cuyo síntoma principal es el rechazo a la comida y el miedo a engordar. Es ya la primera causa de desnutrición en países desarrollados y la tercera enfermedad crónica más prevalente en la adolescencia.
Las personas que padecen anorexia tienen apetito pero lo controlan, y se someten a un férreo autocontrol caracterizado por estrictas dietas con un aumento de la actividad física y una alteración en la percepción del propio cuerpo. Hay un aumento de la tensión, de la ansiedad y de la irritabilidad. Si no logran cumplir sus expectativas llegan a provocarse el vómito, a usar laxantes o a realizar ejercicio físico desmesurado. Estas actividades sirven para reducir la culpa y la tensión, al menos momentáneamente. La misma situación de restricción dietética provoca déficits nutricionales que también afectan al estado de ánimo y a las emociones de manera negativa.
Las características más llamativas de este trastorno son:
- La pérdida de peso: cuando el índice de masa corporal IMC es menor de 17,5 puede ser indicador de anorexia. (Peso menor que el 85 por ciento del peso considerado normal para su edad y su talla).
- Falta de menstruación: puede aparecer precozmente en la enfermedad antes de haber ocurrido una gran pérdida de peso. Las mujeres que toman anticonceptivos hormonales no tienen la menstruación en sí, sino un sangrado por expulsión de hormonas.
- Imagen corporal distorsionada: la persona percibe su cuerpo más grande, ancho y gordo de lo que es en realidad.
- La mayoría tienden a ser perfeccionistas y suelen presentar sentimientos de incapacidad y baja autoestima. Algunos se sienten “asfixiados” por sus familias y otros abandonados y mal comprendidos.
- Es muy habitual que no sean conscientes de los aspectos negativos de sus hábitos alimentarios, y encima consideran que su comportamiento es saludable y generador de bienestar.
Así pues, las personas que padecen este trastorno requieren de una rápida intervención nutricional y psicológica, incluso de su ingreso en centros especializados si la pérdida de peso es muy avanzada y no se consigue el control desde casa.
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Esther Moreno
La carn de caça
S’aproxima una època molt esperada per algunes persones, la temporada més llarga i variada de caça. Encara que el consum d’animals salvatges ha disminuït en comparació a anys en arrere, hi ha famílies que continuen consumint-los. Però, és saludable el seu consum? Quin és el seu valor nutricional?
Es parla que és carn indigesta i amb molt de greix però en realitat, a excepció de l’ànec, el contingut de greix és baix, inclòs menor que el dels animals de granja. A més, el contingut en proteïna és major i de millor qualitat. I tot açò podríem explicar-ho per l’esforç que fan aquests animals per a sobreviure i buscar aliment. També tenen un contingut alt en vitamines del grup B i ferro. És, per tant, un aliment molt saludable des del punt de vista nutricional.
Un dels inconvenients és que la carn de caça es tracta de carn roja, a excepció del conill, que es tracta de carn blanca. Per aquest motiu, les persones amb nivells alts d’àcid úric o gota deurien eliminar aquest tipus de carn de la dieta.
D’altra banda, s’ha analitzat un contingut de plom massa alt en animals caçats en munició d’aquest metall. Però açò no lleva que no es puguen consumir. El problema seria l’alimentació repetida i continuada d’aquest tipus de carn. No obstant, el consum sol ser puntual. De totes maneres, sanitat recomana en adults reduir el consum a un màxim d’1 ració de 150g per setmana i, evitar el consum en xiquets menors de 6 anys i embarassades o dones que plantegen estar-ho.
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