La ONG Marista SED, ha cumplido sus bodas de plata (Ministerio del Interior, el 17 de diciembre de 1992), coincidiendo con el bicentenario de la Institución Marista. A pesar de ser una ONG muy joven, está presente en más de 30 países de África, América Latina, Asia y Europa con un total de 380 obras sociales y cerca de 4000 personas entre socios, colaboradores y voluntarios de nuestro país. La fundación SED lleva a cabo, en todo el mundo, proyectos de características diversas, en contextos distintos y siendo fiel al significado de sus siglas: Solidaridad, educación y desarrollo.
En Khorogo, la tercera ciudad más grande de Costa de Marfil, la organización está trabajando desde hace muchos años. Allí, hace 25 años, la ONG colaboró en la construcción del colegio Marcellin Champagnat en el barrio Petit Paris, un centro educativo que cubre a 400 alumnos de primer ciclo de secundaria. En el año 2016, SED puso en marcha el proyecto de construcción de diez nuevas aulas y a partir del próximo mes de septiembre el centro ofrecerá el segundo ciclo de la etapa secundaria. De este modo, el centro educativo permitirá que sus alumnos puedan continuar sus estudios de secundaria sin tener que desplazarse y abriendo las puertas a 100 alumnos de nueva escolarización.
En Khorogo se realiza, durante el mes de julio, un campo de trabajo con jóvenes de distintas edades. Este campo de trabajo ha estado pilotado durante mucho tiempo por el Hermano Fede (Cullera) y también por el Hermano Fulgencio (Alicante) siendo ahora el Hermano Marista José Luís Elías (Algemesí) quién, después de haber vivido allí tantos años, ha tomado el relevo en la coordinación. En esta experiencia, colaboran actualmente nueve voluntarios, siendo cuatro los que participan por vez primera. Además, una enfermera y un estudiante, en último curso de medicina, cooperan con unas religiosas (Hermanas de la Anunciación, fundadas en Colombia) en Koni, un poblado situado a tan sólo 15 kilómetros de Khorogo. Este campo de trabajo empezó el 28 de junio y finalizará el próximo 22 de julio de 2017.
Son muchos los profesores de Maristas Algemesí, Valencia y Cullera quienes ya han vivido esta preciosa experiencia y conocen, de primera mano, la importancia que tienen las actividades solidarias que sirvan para recaudar fondos y que a la vez consigan concienciar primero tanto a la familia marista como a la sociedad en general. De hecho, todos los centros educativos maristas cuentan con una comisión de solidaridad que se ocupa, además de organizar actividades, también de educar y concienciar para que permanezca siempre ese ambiente solidario tan humano y característico.
El horario de trabajo en Khorogo durante este periodo se estructura siempre de la misma manera. A primera hora de la mañana, se realizan actividades de animación y formación con una colonia de unos 180 niños, todos ellos con edades comprendidas entre 6 y 13 años. Ya llegada la tarde, los voluntarios ofrecen una pequeña formación de informática para jóvenes de entre 15 y 18 años. Finalmente, cuando los niños ya se han ido, los voluntarios siguen trabajando con tareas de mantenimiento del centro en el que han sido acogidos. El mismo esquema de trabajo se está siguiendo desde hace muy poco en Klokakaca y la experiencia está resultando también gratificante.
A lo largo de estos años, muchos son los hermanos que han pasado por las comunidades de Algemesí, Cullera y Valencia y que han dedicado parte de sus vidas a la solidaridad en África. Podríamos citar a Manuel Jorques (natural de Algemesí), Javier Salazar, Aureliano García y el ya fallecido José Antonio Ruiz. Todos ellos y tantos más han seguido la línea revolucionaria de su fundador Marcelino Champagnat, teniendo que luchar contra un sistema que muchas veces olvida a los más necesitados. Muchos conocen el trágico final de los hermanos Mártires del Zaire. Un jueves 31 de octubre de 1996 murieron asesinados en su comunidad de Nyamirangue (Bugobe) por un grupo de milicias del ejército Rwandés. Y es que ya lo decía Marcelino: “Para educar a un niño hay que amarlo”. El espíritu marista vive en coherencia con este lema y normaliza no sólo el amor, sino también la solidaridad en su día a día.