Tomás Bastos corta cuatro orejas y un rabo y Nek Romero una oreja de una manejable novillada de Lagunajanda muy pobre de presentación.
Carlos Bueno.- La voluntad puesta de manifiesto por los novilleros merece la máxima admiración, y el acierto en sus planteamientos la máxima consideración. Sin embargo, el desproporcionado botín de orejas concedidas no hace justicia con el resultado artístico de la tarde, máxime teniendo en cuenta la escasa entidad de los oponentes que lidiaron.
No es bueno que una feria que se precie de ser una de las más importantes de la historia minimice el trapío de lo que anuncia, y no es bueno que regale los premios sin merecimiento verdadero. No es bueno porque le quita entidad y seriedad a la plaza, porque auspicia el menosprecio del mundo taurino cuando se habla de un éxito sucedido allí, y porque favorece la falta de esfuerzo de quienes en ella torean, sabedores de que no hace falta darlo todo para ser agasajados con generosidad.
Con la gente harta después de toda una feria sin que hayan pasado grandes cosas, se le dio un rabo a Tomás Bastos. Sucedió en el último de la tarde, de pobre entidad pero el mejor presentado de un encierro abecerrado de Lagunajanda. Apenas llevaba dos tandas el novillete cuando amagó con rajarse. El portugués supo aguantarlo en los medios y, aunque la faena no pudo tener ritmo, sirvió para mostrar su firmeza y determinación. Se pegó un arrimón final y recibió una fea voltereta, no porque el animal pretendiera cogerle, sino porque quería quitarse lo que tenía delante. Despertó la gente, lo mató de una gran estocada y la euforia se disparó en los tendidos y en el palco.
Antes había cortado dos magnánimas orejas sin tener en cuenta un espadazo muy trastero y caído. La condición del astado no permitió la ligazón con cadencia, pero sirvió para que Bastos mostrara su buen oficio para llevar con suavidad a media altura al burel y tirar de valor en las postrimerías de su labor, dejándose llegar los pitones a la taleguilla. A sus dos oponentes intentó llevarlos largos y a los dos banderilleó de forma desigual.
El lote de Nek Romero embistió sin emplearse, con cierta movilidad pero sin clase. Más suave el primero y más descompuesto el segundo, cuyo calamocheo fue a más. Con ambos estuvo técnicamente perfecto, perdiéndoles pasos para aprovechar su inercia y evitar las protestas de cercanías, pero la poca entidad de sus antagonistas restó conexión con el público. Llegó más la parte final de su primer trasteo, cuando se llevó un susto realizando unas bernadinas, y fue premiado después de matar al segundo encuentro.
Ficha del festejo:
28 de septiembre de 2024. Plaza de toros de Algemesí. Lleno. Novena de feria. Cuatro novillos de Lagunajanda de pobre presentación (1º manejable, 2º colaborador, 3º deslucido, 4º manejable).
Nek Romero: oreja y saludos tras aviso.
Tomás Bastos: dos orejas y dos orejas y rabo.