Se llegó a pedir el indulto para Burgalés, el mejor ejemplar de una extraordinaria novillada de Flor de Jara al que Ángel Téllez le cortó dos orejas de emocionante verdad. Una consiguió Francisco de Manuel que dejó muy buena impronta.
Carlos Bueno
Comunión total. Toro y torero. Verdad y emoción. Salió Burgalés en tercer lugar y se dejó lancear con ritmo, cogiendo la bamba del capote por abajo, con entrega. Apretó en la única vara que recibió y persiguió a los banderilleros con codicia. Run run en la plaza. Y un torero dispuesto, y con valor, y con oficio. Sabía Ángel Téllez lo que tenía que hacer y cómo debía hacerlo. Le presentó la muleta adelante para traérselo muy toreado, largo, exigiéndole. Tenía fijeza el animal, y prontitud, y profundidad en sus embestidas. Había que ser capaz de quedarse en el sitio donde se ligan los pases sin enmienda. Y Téllez tuvo valentía y oficio. Paró, templó, mandó y ligó, con seguridad y autoridad. Respondía el novillo una y otra vez. Encastado y con clase repitió por ambos pitones, quizá con más profundidad al natural.
Tellez llevando largo a Burgalés. MOISÉS CASTELL/Prensa2
Los tendidos enloquecieron y pidieron el indulto justo cuando Burgalés había alcanzado el cénit de su extraordinario comportamiento y sus embestidas comenzaban a decaer ligeramente. Siguió toreando el madrileño mientras sonaban los avisos, pero tuvo que entrar a matar y lo hizo de estocada caída. Poco importaba en ese momento la colocación de la espada. La emoción todo lo inundaba y las dos orejas fueron a parar a sus manos tras una faena y un astado inolvidable. ¿Qué fue más importante, el toro o el torero? Posiblemente su encuentro, su fusión. Sin uno no hubiese brillado a tal altura el otro. Sin huevo no habría gallina, pero sin gallina no habría huevo.
Téllez había abierto la tarde con otro magnífico ejemplar que pareció mejor en sus manos. No acabó de percatarse de ello el respetable, pero el madrileño le consintió y tragó mucho en los primeros compases de labor para conseguir desengañarlo por el pitón derecho, por donde se acostaba clamorosamente. Suyo fue el mérito de desengañarlo y de que después el astado fuese a más. Firmó varios naturales largos y por abajo, pero no era sencillo ligarle los pases porque el novillo reponía. Faena seria y de mucho mérito que no fue valorada en su justa medida.
Francisco de Manuel toreando al natural. MOISÉS CASTELL/Prensa2
Una oreja consiguió cortar Francisco de Manuel de un astado que cogía medio muletazo con clase pero que lo finalizaba un tanto desentendido. El madrileño toreó con pulcritud y clarividencia, muy firme y seguro con ambas manos, y mató de estocada contundente.
El que cerraba festejo salió con pies y rematando por abajo, pero sus embestidas fueron perdiendo cierto fuelle a medida que transcurría la faena de muleta. No acabó de atacarle el novillero, quizá contagiado por la resaca que se vivía tras la catarsis ocurrida en la lidia anterior, y prefirió mostrar su corte de torero pulcro y de gusto. La estocada desprendida tras un pinchazo acabó restando solidez a su quehacer.
Tras lo vivido hoy en Algemesí alguien debería pensar seriamente en dar mayor cabida en las ferias a este tipo de ganaderías. Los santacolomas de Flor de Jara son perfectamente lidiables por cualquier figura del toreo y la emoción que provocan es sensiblemente superior a la de demasiados hierros tan habituales en el circuito como monótonos por comportamiento.
Ficha del festejo:
27 de septiembre. Plaza de toros de Algemesí, 6ª de feria. Lleno. Cuatro novillos de Flor de Jara de excelente juego en general y con distintos matices de bravura, sobresaliendo el 3º, de nombre Burgalés, premiado con la vuelta al ruedo.
Ángel Téllez: saludos y dos orejas.
Francisco de Manuel: oreja y silencio.
Cuadrillas: Se desmonteró Miguel Martín tras banderillear al segundo.
Incidencias: Carlos Aragón, ganadero de Flor de Jara, salió a hombros junto a Ángel Téllez.
Artículo publicado en burladero.tv
