Premio a la disposición de Juan Pedro Llaguno ante una novillada vacía de Guadaira que imposibilitó cualquier atisbo de lucimiento de García Navarete.
Había expectación en Algemesí por ver a García Navarrete, un novillero que ha sacado a relucir su acusada personalidad en varias ocasiones, y a Juan Pedro Llaguno, triunfador el año pasado en esta misma plaza del trofeo “Naranja de Plata” dedicado a los novilleros sin caballos. Pero se cumplió una vez más el refrán que afirma que la tarde de expectación es tarde de decepción. Y es que los cuajados novillos de Guadaira no dieron la mínima opción de lucimiento a los chavales.
Muy complicado el primer novillo por su escaso viaje, continuas protestas y coladas violentas. Tampoco tuvo recorrido el segundo, que topaba más que embestía. Fue imposible ligar más de dos muletazos consecutivos al altón tercero, que salía distraído con la cara alta. Y se movió algo más el último, el de mayor cuajo de la tarde pero hecho más cuesta abajo y con más cuello que sus hermanos. Calamocheó en los primeros compases de la faena el astado, que se fue quedando más corto a medida que transcurría la lidia hasta quedarse en los muslos de su matador, que le plantó cara con determinación.
A este le arrancó una oreja Juan Pedro Llaguno. No fue una faena estética ni hilvanada, pero sí de gran mérito. El mejicano se dejó llegar los pitones a las piernas. Le tragó. Le citó con autoridad, y por momentos dejó entrever su buen gusto toreando. Lo mató de estocada un tanto desprendida pero muy efectiva, y el público, harto de cruzar el desierto del descastamiento, premió su disposición y valor.
Llaguno se había presentado con un ejemplar que arrollaba sin emplearse con el que no pudo lucirse lo más mínimo.
Daniel García Navarrete se justificó con un lote imposible. El que abrió festejo lo cogió en un intento de quite por tafalleras y después, con la muleta, volvió a ser volteado en una colada por el pitón derecho, por donde el animal cazaba moscas. A pesar de la aparatosidad del percance todo quedó en un susto, aunque el jienense pareció quedar un tanto mermado de facultades. El segundo de su lote fue un compendio de defectos que imposibilitó cualquier atisbo de faena ligada.
Ficha del festejo:
24 de septiembre. Plaza de toros de Algemesí, 3ª de feria. Casi lleno. Cuatro novillos de Guadaira, cuajados pero descastados y complicados.
Daniel García Navarrete: saludos y silencio tras aviso.
Juan Pedro Llaguno: silencio y oreja.
Artículo publicado en burladero.tv